El congelador no congela. La nevera o el congelador no enfrían suficientemente. Enfría poco. Enfría mucho por ciertas zonas y por otras no. El motor funciona pero no enfría. Hace escarcha. Fugas de agua. Condensación excesiva. Refrigerados excesivos o irregulares. Cierres defectuosos. Cortocircuitos, olor a quemado. Problemas en puertas. La goma está desgastada, no cierra bien, etc. Ventiladores averiados. Ruido en el compresor. Perforación del circuito. Perdidas de gas. Termostatos mecánicos o digitales. Funcionamiento ruidoso, vibraciones o ruidos extraños. Mensajes de error y alarmas. Obstrucciones en conductos o circuitos.